Pachuca de
Soto, Hgo.- El 22 de diciembre de
1992, la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU) declaró
que el 22 de marzo de cada año se celebraría el Día Mundial del Agua a partir
de 1993. La fecha es una ocasión única para recordar a todos que el agua es la base de la vida en nuestro
planeta.
Las celebraciones por el Día Mundial del Agua, el
22 de marzo de 2017, se llevarán a cabo en todo el mundo sobre el tema: las
aguas residuales y la campaña, “¿Por qué gastar agua?”, la cual gira en torno a
la reducción y la reutilización de las aguas residuales.
La meta 6.3 de
los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) nos exige para 2030 haber mejorado
la calidad del agua “reduciendo la contaminación, eliminando el vertimiento y
minimizando la emisión de productos químicos y materiales peligrosos,
reduciendo a la mitad el porcentaje de aguas residuales sin tratar y aumentando
considerablemente el reciclado y la reutilización sin riesgos a nivel mundial”.
El agua debe
ser gestionada debidamente durante las distintas etapas de su ciclo: desde la
captación de agua dulce, pasando por su pretratamiento, distribución, uso,
recogida y postratamiento, al uso de aguas residuales tratadas y su posterior
regreso al medio ambiente, donde estará lista para ser captada y comenzar el
ciclo de nuevo.
Para 2050,
cerca del 70% de la población mundial vivirá en ciudades y en la actualidad el
50%. La mayoría de las ciudades de los países en desarrollo no disponen de la
infraestructura o recursos adecuados para gestionar las aguas residuales de
forma eficiente y sostenible.
La
contaminación de las aguas subterráneas y superficiales debido al uso agrícola
de aguas residuales no tratadas o tratadas de forma indebida es un problema
importante en muchos países en desarrollo donde se practica ese tipo de riego.
Los agricultores buscan cada vez más recursos hídricos no convencionales,
principalmente aguas residuales, ya sea debido a su elevado contenido de
nutrientes o a la falta de recursos hídricos convencionales. Utilizadas de
forma segura, las aguas residuales son una fuente valiosa de agua y nutrientes
y contribuyen a la seguridad hídrica y alimentaria y a la mejora de los medios
de vida.
El Consejo Estatal de Población (COESPO) con base en datos de la Comisión Nacional del Agua, en el territorio
hidalguense contaba con el 92% en cuanto a la cobertura de población con agua
potable en 2015; en lo referente a cobertura de habitantes con alcantarillado
se registró el 89.4%, para ese año.
En Hidalgo a fines del 2015 se tenían 20 plantas potabilizadoras con una
capacidad instalada de 680 litros por segundo, con un caudal potabilizado de
358 litros por segundo. Con respecto a plantas de tratamiento de aguas
residuales instaladas en municipios hidalguenses fueron 38 con una capacidad
instalada de 23,779 litros por segundo.
En lo
referente a plantas tratadoras de agua de origen industrial, en 2015, para el
estado de Hidalgo se registraron 46 plantas operando con una capacidad
instalada de 1,841 litros por segundo y en operación de 1,377 litros por
segundo; de las cuales 4 proporcionaron un tratamiento primario con un caudal
de 11 litros por segundo; 37 con un tratamiento secundario con un caudal
tratado de 1,050 litros por segundo y 5 con un tratamiento terciario con un
caudal de 316 litros por segundo.
Las
oportunidades de explotar las aguas residuales como recurso son enormes. Las
aguas residuales gestionadas de forma segura son una fuente asequible y
sostenible de agua, energía, nutrientes y otros materiales recuperables.